lunes, 1 de febrero de 2010

UN CAMBIO DE VALORES SOCIALES PARA PREVENIR LA OBESIDAD

La psicóloga Noelia Aguirre Guitart nos escribe...






La obesidad es la segunda causa de muerte prematura y evitable, después del tabaco.










El 26,3 % de la población infanto juvenil en España tiene sobrepeso o es obesa. En adultos el porcentaje es del 15,5, y va en aumento.

El obeso no sufre solamente por su condición de obeso sino también por la culpabilidad que la sociedad le asigna y la discriminación que padece, al ser etiquetado con términos que implican responsabilidad personal (perezosos, débiles, autodestructivos etc.), y no es sorprendente que lleguen a rechazar su cuerpo y tener una baja autoestima. Estudios realizados en mujeres han mostrado que cuanto mayor es el sobrepeso mayor es el porcentaje de ansiedad y depresión.
Estas "patologías"  surgen del rechazo que la sociedad tiene hacia el obeso y el consecuente rechazo que éste termina por experimentar hacia sí mismo. Muchas personas reaccionamos ante el estrés, el aburrimiento o la pena ingiriendo comida: es un círculo vicioso.
Resulta paradójico que la misma sociedad que rechaza y castiga, sea la que nos bombardea con estímulos que promueven una alimentación orientada al placer antes que a la salud.

La actual sociedad occidental, industrializada y rica, ha inducido profundos cambios en nuestro modo de alimentarnos: se come más y se come peor, bajo la influencia de modas y mensajes consumistas. Y todo en el marco de una vida cada vez más sedentaria.

Es necesario un cambio de valores sociales. Tenemos que desarrollar comportamientos que promuevan un estilo de vida cada vez más saludable y que contribuyan a prevenir la obesidad desde las bases mismas de la educación, en la infancia.
Es importante enseñar a los niños a comer de modo racional, de acuerdo a nuestras necesidades energéticas: ejemplos sencillos serían no comer sin hambre, no castigar si queda comida en el plato, servir raciones adecuadas y más pequeñas, no comerse las sobras para no tirarlas etc.

No utilicemos la comida como un "arma": nunca como castigo o como premio. Cuidado también con la asociación comida-juguete (ej: "tazos", "happy meal", "sorpresas" etc.)
Tampoco enseñar a los hijos a utilizar la comida como una fuente sustituta de placer, amor o apoyo moral.

El mercado intenta unir la necesidad humana de comer con el ocio. Se  trata de ejercer la libertad de cuidar de nosotros mismos y de nuestros hijos
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Autora: Noelia Aguirre Guitart. Psicólogo Clinico col. Pv 3621. Calle Ibiza 2, Bajo "A".(03503) Benidorm, Alicante. Te. 34 966808391

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