miércoles, 14 de marzo de 2018

VIVIR CON NECESIDADES Y DESEOS INSATISFECHOS


Esta frase suena pálida, lúgubre, triste.  Contrasta con la era del positivismo, del éxito, del "si quieres puedes", del "no tengo límites" y "si lo imagino lo tengo"…pero desgraciadamente es tan real como la vida misma.  ¿Quien no ha experimentado alguna necesidad insatisfecha? ¡Y podríamos dar una lista enorme!....Ese empleo que no alcancé, la casa de mis sueños que no me pude comprar, las vacaciones que tuve que postergar, el curso al que no me pude apuntar….y pasemos a las experiencias más íntimas…el amor que no encontré o que se frustró luego de haberlo intentado seriamente…el compañero que no tengo…el hijo que no llega…el hijo que sí llega pero no alcanza lo que desea….y así podría seguir con la inacabable lista de lo que no alcanzamos en la vida.

Cuando pienso a necesidades insatisfechas pienso en mis padres y en mis abuelos más que en mí misma.. Las generaciones de la post- guerra, nuestros antepasados…Ellos sí que aprendieron a vivir con necesidades insatisfechas, era la regla de vida, trabajo arduo, poco dinero, poca comida, ¿ vacaciones?  ¡Quien pensaba en eso! 
Nuestra generación ha creado innumerables satisfacciones para cada necesidad y casi se considera un pecado no alcanzar todo lo que soñamos. Nuestra sociedad está engendrando “niños viciados” que “patalean” cuando quieren algo y no lo alcanzan  inmediatamente.

Y si lo pensamos bien, con  un poco de lógica, estaremos de acuerdo en el hecho de que “no podremos tener todo, literalmente todo lo que queremos” pero en la práctica nos cuesta soportar el pesar de no lograr algo o postergar la satisfacción de nuestros deseos y necesidades (porque deseo y necesidad son diferentes, pero en muchos casos nuestros deseos se transforman en necesidades cuando no podemos gestionar la ausencia de su satisfacción.)

Y todavía esto sucede a diario…La madurez se alcanza más por lo que aprendemos en los tropiezos que en los éxitos..El dolor tiene su lugar en la vida, la frustración es desagradable pero ocurre. Como cuando reprobamos un examen y experimentamos esa horrible sensación de que el mundo se acaba y todo pierde sentido…
No nos viene mal echar una mirada retrospectiva cada tanto a las vidas de nuestros padres o abuelos y de cómo sobrevivieron a grandes necesidades…Sangre, sudor y lágrimas como decía Churchill. Y ni siquiera necesitamos mirar hacia atrás, si giramos la vista hacia tantos países desfavorecidos cercanos o lejanos que luchan para poder sobrevivir en el sentido literal de la palabra. Y más cerca aún…en mi país, en mi pueblo, en mi barrio…

Pienso en mi padre, luchador nato, gran trabajador que tuvo que pasar también por enfermedades y pérdidas con sus hijos pequeños y por muchas situaciones límite…Vacaciones? No existía esa palabra en el diccionario. Pienso en mi madre, enfermera durante muchos años,  trabajando de noche aún cuando nosotros éramos pequeños…los abuelos y los mayores ayudábamos a los pequeños.. Aún así, no recuerdo verlos frustrados, por el contrario, albergaban siempre sueños, reían, reñían, vivían…
Si señor! No soy negativa ni me daré por vencida si acepto que la vida también está hecha de fracasos, de deseos y necesidades insatisfechas, de tristezas y de enormes gigantes que no llego a vencer… quizás el arma más efectiva sea seguir creyendo, sonriendo y agradeciendo por lo que tengo en mi haber y por las sorpresas que me depara el futuro..

Construye tu mundo con ladrillos rotos y llega a ser al final la obra de arte que sólo tú puedes crear.

La ilustración es de Cecilia Bloise, mi hija.