Reproducción de Higgia |
Me
gusta la historia, me gusta la medicina y me apasiona la historia de
la medicina, con sus orígenes casi mágicos o sagrados o la historia
de la medicina racional tal como la entendemos hoy.
Tengo
en casa un lugar especial para una reproducción de Higgia (la diosa
griega de la curación, limpieza y sanidad) otros dicen también de
la prevención...La compré hace años cuando estuve en Atenas.
Higgia, (hija de Asclepio, Esculapio para los romanos, dios griego de
la Medicina y la curación) era la encargada de preparar los
remedios.
El
símbolo de la Medicina es la “vara de Esculapio”, el de la
Farmacia (al menos el más conocido) es la famosa copa de Higgia con
la serpiente enroscada y estos símbolos también forman parte de
organizaciones internacionales como la O.M.S.
En
el principio la medicina y la farmacia iban unidas, en la antigua
Grecia más que una profesión era una especie de sacerdocio y
compromiso al cual lo médicos dedicaban toda su vida.
Fue
en Grecia donde a partir de la actividad de Hipócrates la medicina
comenzó la búsqueda de una explicación racional de las
enfermedades, observando los síntomas para hacer un diagnóstico y
dar el tratamiento más adecuado. Se considera a Hipócrates como el
padre de la Medicina. Nos resulta familiar el origen del “juramento
Hipocrático” que hacen los médicos, y también los farmacéuticos
en algunas universidades. El moderno es una adaptación del original
que por curiosidad he buscado y reproduzco al final.
Haciendo
un paralelo con la situación actual en donde han cobrado suma
importancia las normas de higiene que conocíamos desde “siglos”, resulta obvio que la higiene y la curación siempre fueron de la mano desde los
tiempos de los “dioses griegos”... una vez más nos damos cuenta
que la prevención de muchas enfermedades pasa por respetar las
normas básicas de la higiene.
Sin embargo la
importancia de la higiene en el desarrollo de las infecciones no se
confirmó hasta mediados del siglo XIX con el descubrimiento
de los microbios como causa de las infecciones y fue a partir de ese
momento que la esterilización y la higiene se transformaron en
métodos efectivos contra la propagación de las enfermedades
contagiosas. La palabra "Higiene" proviene justamente de Higgia, la diosa griega de la curación, limpieza y sanidad. Sin duda higiene y curación siempre
fueron de la mano.
También
en la Biblia, específicamente en el libro de Levítico, escrito
aprox. 1500 años A.C. se dan instrucciones muy acertadas de higiene
para el tratamiento de los enfermos de lepra (que agrupaba distintos
tipos de infecciones cutáneas); en la mayoría de los casos se
ordenaba el aislamiento, dos semanas (¡ la famosa cuarentena!) o más en las que
también se llevaba al enfermo fuera del campamento. También se describe
cómo se debía comportar con la higiene de su ropa, que en algunos
casos se quemaba, la ropa y todo lo que había sido contaminado con
ella. (medida muy acertada, tomando en cuenta que en esos tiempos no
existía algún tipo de desinfectante o bactericida para tratar la
ropa..y el fuego, las altas temperaturas eran la solución).
Una
vez escuché a un profesional de la medicina decir que la única
forma de eliminar completamente las infecciones hospitalarias, matar
todo virus, bacterias, esporas, y cualquier patógeno en los hospitales sería
prender fuego al edificio cada tantos años y construir uno nuevo.
Las
medidas explicadas con detalle en el libro de Levítico demuestran
que los judíos habían observado la existencia de factores
comunes en el contagio de ciertas patologías, puesto que como he dicho antes desinfectaban objetos y vestidos que habían estado en contacto con
los enfermos y tenían normas de
aislamiento y de cuarentena. Numerosas recomendaciones ,
disposiciones y reglas que aparecen en el Levítico las consideramos
muy adelantadas a la época. Aparte de la contaminación por
enfermedades infecciosas se habla también de la eliminación de las
escretas, los alimentos recomendables y los animales que se prohibía
comer. (entre ellos el murciélago).
Si pensamos en las grandes pandemias de la historia, la peste negra del siglo XIV se debió más a la falta de higiene entre los habitantes y no a los parásitos que vivían en las ratas y hacían de vectores de la bacteria..Parece ser que las pulgas y piojos alojados en los humanos eran los vectores responsables de la trasmisión.
Conclusión:
Mirar hacia atrás para aprender del pasado es un buen
adiestramiento, valorizar las enseñanzas de los mayores también. No
veo nada nuevo en las medidas que se nos sugieren para evitar el
contagio con éste nuevo virus y con muchas enfermedades infecciosas,
cosas tan básicas como el lavado frecuente de
manos, la limpieza de nuestro entorno, el aislamiento en el caso de
sufrir alguna infección. Quizás la “nueva higiene” como se me
ocurre llamarla va a ser más minuciosa, más estricta, más de
hospital que de casa. Nuestro estilo de vida con ciudades
superpobladas, industrializadas y con niveles altos de contaminación
necesitan una re-adaptación con medidas extremas para asegurar la
supervivencia. Este momento crítico marcará un punto de inflexión
en nuestra historia.
Luego
de la gran peste de la edad media la gente comenzó a lavarse más, a
no compartir el agua del baño, a lavar las casas y los espacios
públicos, a no tirar los excrementos humanos en la vía pública,etc
y quizás nosotros debamos aplicar otras fórmulas más estrictas para garantizar
una vida con menos enfermedades. La desinfección periódica de
transportes, edificios públicos, parques y vías de nuestras ciudades
tendrán que ser una norma. Hemos vivido siempre rodeados de virus y
bacterias que hasta cierto punto controlamos, éste nuevo es
demasiado veloz, se extiende como el fuego y es mucho más letal.
La responsabilidad colectiva empieza por la personal, respetar a nuestro semejante y saber que mis hábitos tienen repercusión en las demás personas. Dejar de pensar en “modo egoísta” para pasar a ser solidario no debería ser una opción sino algo natural que nos devolverá un mundo más sano, un habitat menos hostil y peligroso. En síntesis, todo lo que lanzamos, retorna siempre como un boomerang.
TEXTO ORIGINAL DEL JURAMENTO HIPOCRÁTICO:
«Juro
por Apolo, médico, por Esculapio, Higía y Panacea, juro por todos
los dioses y todas las diosas, tomándolos como testigos, cumplir
fielmente, según mi leal saber y entender, este juramento y
compromiso. Venerar como a mi padre a quien me enseñó este arte,
compartir con él mis bienes y asistirle en sus necesidades;
considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este arte
gratuitamente si quieren aprenderlo; comunicar los preceptos vulgares
y las enseñanzas secretas y todo lo demás de la doctrina a mis
hijos, y a los hijos de mi maestro
y a todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento según costumbre, pero a nadie más.
y a todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento según costumbre, pero a nadie más.
»En
cuanto pueda y sepa, usaré de las reglas dietéticas en provecho de
los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia. Jamás
daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni
tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré
abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi
arte de forma santa y pura. No tallaré cálculos, sino que dejaré
esto a los cirujanos especialistas. En cualquier casa que entre, lo
haré para bien de los enfermos, apartándome de toda injusticia
voluntaria y de toda corrupción, y principalmente de toda relación
vergonzosa con mujeres y muchachos, ya sean libres o esclavos.
»Todo
lo que vea y oiga en el ejercicio de mi profesión, y todo lo que
supiere acerca de la vida de alguien, si es cosa que no debe ser
divulgada, lo callaré y lo guardaré con secreto inviolable.
»Si
este juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz y recoja los frutos
de mi arte y sea honrado por todos los hombres y por la más remota
posteridad. Pero si soy transgresor y perjuro, avéngame lo
contrario.»
Manuscrito bizantino del siglo XI en el que está escrito el Juramento hipocrático en forma de cruz. Biblioteca Vaticana.
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