martes, 12 de mayo de 2020

APRENDER DEL PASADO



Reproducción de Higgia

Me gusta la historia, me gusta la medicina y me apasiona la historia de la medicina, con sus orígenes casi mágicos o sagrados o la historia de la medicina racional tal como la entendemos hoy.
Tengo en casa un lugar especial para una reproducción de Higgia (la diosa griega de la curación, limpieza y sanidad) otros dicen también de la prevención...La compré hace años cuando estuve en Atenas. Higgia, (hija de Asclepio, Esculapio para los romanos, dios griego de la Medicina y la curación) era la encargada de preparar los remedios.

El símbolo de la Medicina es la “vara de Esculapio”, el de la Farmacia (al menos el más conocido) es la famosa copa de Higgia con la serpiente enroscada y estos símbolos también forman parte de organizaciones internacionales como la O.M.S.

En el principio la medicina y la farmacia iban unidas, en la antigua Grecia más que una profesión era una especie de sacerdocio y compromiso al cual lo médicos dedicaban toda su vida.

Fue en Grecia donde a partir de la actividad de Hipócrates la medicina comenzó la búsqueda de una explicación racional de las enfermedades, observando los síntomas para hacer un diagnóstico y dar el tratamiento más adecuado. Se considera a Hipócrates como el padre de la Medicina. Nos resulta familiar el origen del “juramento Hipocrático” que hacen los médicos, y también los farmacéuticos en algunas universidades. El moderno es una adaptación del original que por curiosidad he buscado y reproduzco al final.

Haciendo un paralelo con la situación actual en donde han cobrado suma importancia las normas de higiene que conocíamos desde “siglos”, resulta obvio que la higiene y la curación siempre fueron de la mano desde los tiempos de los “dioses griegos”... una vez más nos damos cuenta que la prevención de muchas enfermedades pasa por respetar las normas básicas de la higiene.

Sin embargo la importancia de la higiene en el desarrollo de las infecciones no se confirmó hasta mediados del siglo XIX con el descubrimiento de los microbios como causa de las infecciones y fue a partir de ese momento que la esterilización y la higiene se transformaron en métodos efectivos contra la propagación de las enfermedades contagiosas. La palabra "Higiene" proviene justamente de Higgia, la diosa griega de la curación, limpieza y sanidad.  Sin duda higiene y curación siempre fueron de la mano.

También en la Biblia, específicamente en el libro de Levítico, escrito aprox. 1500 años A.C. se dan instrucciones muy acertadas de higiene para el tratamiento de los enfermos de lepra (que agrupaba distintos tipos de infecciones cutáneas); en la mayoría de los casos se ordenaba el aislamiento, dos semanas (¡ la famosa cuarentena!) o más en las que también se llevaba al enfermo fuera del campamento. También se describe cómo se debía comportar con la higiene de su ropa, que en algunos casos se quemaba, la ropa y todo lo que había sido contaminado con ella. (medida muy acertada, tomando en cuenta que en esos tiempos no existía algún tipo de desinfectante o bactericida para tratar la ropa..y el fuego, las altas temperaturas eran la solución).

Una vez escuché a un profesional de la medicina decir que la única forma de eliminar completamente las infecciones hospitalarias, matar todo virus, bacterias, esporas, y cualquier patógeno en los hospitales sería prender fuego al edificio cada tantos años y construir uno nuevo.

Las medidas explicadas con detalle en el libro de Levítico demuestran que los judíos habían observado la existencia de factores comunes en el contagio de ciertas patologías, puesto que  como he dicho antes desinfectaban objetos y vestidos que habían estado en contacto con los enfermos y tenían normas de aislamiento y de cuarentena. Numerosas recomendaciones , disposiciones y reglas que aparecen en el Levítico las consideramos muy adelantadas a la época. Aparte de la contaminación por enfermedades infecciosas se habla también de la eliminación de las escretas, los alimentos recomendables y los animales que se prohibía comer. (entre ellos el murciélago).


Si pensamos en las grandes pandemias de la historia, la peste negra del siglo XIV se debió más a la falta de higiene entre los habitantes y no a los parásitos que vivían en las ratas y hacían de vectores de la bacteria..Parece ser que las pulgas y piojos alojados en los humanos eran los vectores responsables de la trasmisión.


Conclusión: Mirar hacia atrás para aprender del pasado es un buen adiestramiento, valorizar las enseñanzas de los mayores también. No veo nada nuevo en las medidas que se nos sugieren para evitar el contagio con éste nuevo virus y con muchas enfermedades infecciosas, cosas tan básicas como el lavado frecuente de manos, la limpieza de nuestro entorno, el aislamiento en el caso de sufrir alguna infección. Quizás la “nueva higiene” como se me ocurre llamarla va a ser más minuciosa, más estricta, más de hospital que de casa. Nuestro estilo de vida con ciudades superpobladas, industrializadas y con niveles altos de contaminación necesitan una re-adaptación con medidas extremas para asegurar la supervivencia. Este momento crítico marcará un punto de inflexión en nuestra historia.

Luego de la gran peste de la edad media la gente comenzó a lavarse más, a no compartir el agua del baño, a lavar las casas y los espacios públicos, a no tirar los excrementos humanos en la vía pública,etc y quizás nosotros debamos aplicar otras fórmulas más estrictas para garantizar una vida con menos enfermedades. La desinfección periódica de transportes, edificios públicos, parques y vías de nuestras ciudades tendrán que ser una norma. Hemos vivido siempre rodeados de virus y bacterias que hasta cierto punto controlamos, éste nuevo es demasiado veloz, se extiende como el fuego y es mucho más letal.

La responsabilidad colectiva empieza por la personal, respetar a nuestro semejante y saber que mis hábitos tienen repercusión en las demás personas. Dejar de pensar en “modo egoísta” para pasar a ser solidario no debería ser una opción sino algo natural que nos devolverá un mundo más sano, un habitat menos hostil y peligroso. En síntesis, todo lo que lanzamos, retorna siempre como un boomerang.


TEXTO ORIGINAL DEL JURAMENTO HIPOCRÁTICO:

«Juro por Apolo, médico, por Esculapio, Higía y Panacea, juro por todos los dioses y todas las diosas, tomándolos como testigos, cumplir fielmente, según mi leal saber y entender, este juramento y compromiso. Venerar como a mi padre a quien me enseñó este arte, compartir con él mis bienes y asistirle en sus necesidades; considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este arte gratuitamente si quieren aprenderlo; comunicar los preceptos vulgares y las enseñanzas secretas y todo lo demás de la doctrina a mis hijos, y a los hijos de mi maestro
y a todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento según costumbre, pero a nadie más.

 
»En cuanto pueda y sepa, usaré de las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia. Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura. No tallaré cálculos, sino que dejaré esto a los cirujanos especialistas. En cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándome de toda injusticia voluntaria y de toda corrupción, y principalmente de toda relación vergonzosa con mujeres y muchachos, ya sean libres o esclavos.
 
»Todo lo que vea y oiga en el ejercicio de mi profesión, y todo lo que supiere acerca de la vida de alguien, si es cosa que no debe ser divulgada, lo callaré y lo guardaré con secreto inviolable.
 
»Si este juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz y recoja los frutos de mi arte y sea honrado por todos los hombres y por la más remota posteridad. Pero si soy transgresor y perjuro, avéngame lo contrario.»










Manuscrito bizantino del siglo XI en el que está escrito el Juramento hipocrático en forma de cruz. Biblioteca Vaticana.