TRAGARSE LAS EMOCIONES NEGATIVAS ES PEOR QUE COMER COMIDA BASURA.

Alucinante!...es verdad que somos lo que comemos…pero la comida no es sólo la que entra en la boca!...nos tragamos la ira, la rebelión, la tristeza, la frustración, la ansiedad, el estrés y luego, la bomba explota dentro de la anatomía de nuestro cuerpo…una úlcera, un infarto, una alergia…una colitis ulcerosa e incluso más gripes e infecciones…Llego a pensar que las manifestaciones de protesta contra cualquier cosa son altamente “terapéuticas”, mientras no se mate a alguien o se quemen coches e independientemente de lograr su objetivo, canalizan hacia afuera la ira contenida en  la sociedad…y parece ser que la ira es la emoción que más daño causa al corazón.

Acabo de leer un apasionante artículo sobre este tema y los descubrimientos realizados en los últimos 40 años acerca de la interrelación que existe entre nuestro cerebro, emociones incluidas y nuestro sistema inmunológico (o de defensa del cuerpo)…El campo de la medicina que estudia esta estrecha relación es la Psiconeuroinmunología….Nuestro sistema nervioso central y nuestro sistema inmunológico se comunican haciendo que la mente, emociones y el cuerpo estén íntimamente unidos.

La influencia de las hormonas que se liberan con el estrés, por ejemplo ejerce un poderoso impacto en las células inmunológicas. Es un proceso complejo, pero la principal influencia es que mientras estas hormonas aumentan en todo el organismo, la función de las células inmunológicas se ve obstaculizada: el estrés anula la resistencia inmunológica, la defensa del cuerpo!... Al menos de forma pasajera.

Las emociones perturbadoras son un factor de riesgo tan dañino como por ejemplo, el hábito de fumar o el colesterol elevado para los problemas cardíacos; en otras palabras, una importante amenaza a la salud.

Aprender a “manejar” nuestras emociones y no sólo a “controlarlas” es casi tan esencial como tener una dieta equilibrada y hacer ejercicio…y nada es fácil, sobre todo cuando las causas son ajenas a nosotros mismos.

Creo yo que una dosis de “rebelión hacia nuestras emociones negativas” y un constante aprendizaje sobre el equilibrio de nuestra mente y emociones nos aportarán beneficios inmediatos y mejorarán nuestra salud haciéndonos más resistentes a los ataques externos de cualquier tipo.